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Los retardatarios

Luis Díez, 6-03-2019, Madrid.– Miguel de Unamuno, al que la vida debió de resultar larguísima por su tormentosa lucha entre la fe y la razón, sostenía que vivir es desvivir. Otros filósofos y poetas dignos de tal nombre se han ocupado del sentido de la vida y sus textos pueden iluminar a los letrados del Parlamento para elaborar el informe que les ha solicitado la presidenta Ana Pastor Julián sobre si los decretos que ha aprobado y piensa aprobar el Gobierno son urgentes y necesarios y deben ser sometidos a la convalidación (o no) de la Diputación General del Congreso.

Lo que para unos (el Gobierno socialista de Pedro Sánchez y sus aliados) es urgente y necesario, para otros (la oposición de C’s y PP) es innecesario y puede esperar. Como éstos mandan en la Mesa del Congreso y los letrados son poco proclives a la filosofía y la desobediencia, vale suponer que la Diputación de marras tendrá poca labor. O ninguna.  Eso no quita para que solo se viva una vez y unos (la mayoría trabajadora y laboral) desvivan en la angustia de la estrechez económica y otros, las minorías favorecidas por el sistema, en la parte ancha del embudo.

Para los “casatenientes” y rentistas (la exministra del PP Isabel García Tejerina entre ellos), el decreto regulador de los alquileres de viviendas emitido por el Gobierno para poner freno a la escalada de los precios, los abusos de los fondos de inversión (buitres les llaman) que se apropian incluso de viviendas sociales (caso de Madrid, con Botella madre de alcaldesa y Botella hijo de intermediario de un fondo buitre) y la especulación desaforada y contagiosa de los pisos y apartamentos turísticos es innecesario y no corre prisa. Para las familias desahuciables, sin derechos a prórroga de los contratos y sin defensa ante las subidas exageradas (el 8% de promedio el último año), el decreto es necesario y urgente. Las medidas que contiene son sensatas y se adoptaron después de escuchar a todas las autonomías, la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) y a las asociaciones de vecinos y agentes inmobiliarios.

Otro tanto se puede decir del decreto de conciliación y corresponsabilidad que prolonga a ocho semanas el permiso de paternidad en 2019, a 12 semanas el año que viene y a 16 en 2021. Para las derechas patrióticas, repentinamente feministas, la medida no era urgente ni necesaria, aunque haya sido sido recomendada la Comisión Europea hace cinco años. Para millones de mujeres y hombres trabajadores constituye un buen alivio del bolsillo cuando no hay abuelos con quien dejar a los niños pequeños, enriquece la convivencia y la responsabilidad paterno filial y libera de toda la carga a las mujeres.

Ese mismo decreto desarrolla el nuevo marco jurídico ya fijado en la reforma del Estatuto de los trabajadores para hacer efectivo el principio de “trabajo de igual valor” y combatir la desigualdad salarial de las mujeres. Para las derechas nacionales esa igualdad está muy bien en teoría, pero en la práctica no, ya que puede perjudicar a las empresas, es decir, el beneficio empresarial. Para los socialistas ha de aplicarse imperativamente de modo que las empresas con más de cincuenta trabajadoras deben hacerla efectiva en un plazo no superior a tres años, las de 100 a 150 trabajadores en dos años y las de más plantilla, el año que viene.

Otro tanto vale decir de la reposición de la cotización a la Seguridad Social de las cuidadoras  de personas dependientes. Estas trabajadoras quedaron desamparadas por decisión del Gobierno de las derechas y ven ahora repuestos sus derechos en el decreto citado. Vale recordar que una ministra llamada Ana Mato, a la que Dios conserve la vista, eliminó esa cotización a costa del Estado porque costaba, dijo, mil millones al año. No le importó (a ella y al PP) dejar sin cobertura para la jubilación a unas cien mil mujeres, trabajadoras sin horario en la atención y los cuidados de otras tantas personas consideradas “grandes dependientes”. El objetivo, dijeron, era reducir el déficit público. En realidad lo trasladaron a la Seguridad Social con esa y otras medidas. Y en ese planteamiento siguen. Por la derecha española no pasan los años.

A los miles de parados de larga duración que con más de 52 años no encuentran empleo remunerado (trabajo hay siempre, lo que no hay es salario) les resulta urgente y necesario la reimplantación del subsidio de supervivencia que el Gobierno va a aprobar por decreto. Era una medida prevista en el Presupuesto del Estado para este año que frustraron los nacionalistas catalanes con sus ínfulas independentistas y era, además, una decisión acordada cuando el desempleo o ejército de reserva bajara al 17% de la población activa, de modo que el PP y sus correligionarios naranjas de C’s deberían obrar en consecuencia.

El Gobierno del PSOE con la ayuda de Podemos y el PNV ha de reponer esa prestación y otros derechos sociales sustraídos por el PP en cuanto llegó al poder en 2011 si quiere reequilibrar solo un poco el trato legal al capital y al trabajo. En este caso se podría decir lo de Séneca en su Breviarium Vitae: «No es que tengan poco tiempo, es que pierden mucho».  Cierto es para los retardatarios y retrógrados de oficio y conveniencia la dignidad de los trabajadores nunca corrió prisa. Y ahora, con la excusa de que son «decretos electorales», tampoco. O como dijo aquella poeta del PP al escuchar la palabra «parados» en el pleno del Congreso: «¡Que se jodan!»

La declamadora mencionada, Andrea Fabra, hija del presidente corrupto y ladrón, condenado a cuatro años de cárcel, de la Diputacion de Castellón, elevó su expresión mientras Mariano Rajoy Brey anunciaba los recortes a los parados y sus señorías del PP se partían las manos en aplausos. ¡Qué tiempos! Ahora la ultraderecha se ha separado del PP, pero tanto da. En el bloqueo a la convalidación de los decretos sociales cuenta el partido conservador con el apoyo de C’s, personificado en la Mesa del Congreso por el tránsfuga asturiano de UPyD Ignacio Prendes. Qué prendas. En fin, los retardatarios.

 

Los impresentables

Luis Díez.–28-02-2018. Madrid.–Con el final de la legislatura (el 28 de febrero concluye el último pleno) llega un tiempo de duda y angustia (aunque no tanta) para quienes aspiran a seguir prestando sus inveterados servicios a la patria. Es el zafarrancho de las listas, y ya se sabe que los líderes y comités de los partidos políticos son despiadados y raramente agradecen los servicios prestados. Muchos diputados de oficio, los incombustibles, pasarán a mejor vida como material de archivo, acaso digno de estudio de algún doctorando. La nómina de impresentables (que no serán presentados) es abundante en el partido mayoritario de la derecha y capilar entre los socialistas.

Ya en la penúltima legislatura se emberrechinó Celia Villalobos porque la relegaron al segundo puesto de la lista del PP por Málaga. Horas antes de anunciar que no repetirá de candidata dijo estar “jodida”, lo que algunos interpretaron como la sensación lógica del desacuerdo de la comisión del Pacto de Toledo sobre las pensiones. En realidad ya sabía que su partido y C’s no iban a dar esa baza a Pedro Sánchez y su ministra Magdalena Valerio, aunque luego cargaran contra Podemos. La esposa del consejero aúlico de Mariano Rajoy, el bien pagado Pedro Arriola estaba fastidiada porque después de 37 años de diputada, diez legislaturas entre pecho y espalda, va a ser relevada y se dedicará “a otra cosa”. No piensen que es jubilable. Siempre habrá una tertulia televisiva de pago para dar la monserga sobre las vacas locas o lo que sea menester, que desparpajo verbal no le falta. Y quien dice tertulia, dice consejo de administración, a poder ser de una compañía eléctrica, que son las que más pagan. Hay que servir a la patria.

Además de Villalobos, quien superó a Rajoy en longevidad parlamentaria, figuran en el paquete de jubilables del PP los teos, Teófilo de Luis, nacido en Cuba y diputado por Madrid desde hace 29 años, y Teófila Martínez, senadora y diputada por Cádiz a la vez que alcaldesa desde hace tres décadas, si bien, ésta se anticipó a Villalobos y fue relevada por su correligionario Ignacio Romaní el 22 de febrero pasado. Periclitables son también Jorge Fernández Díaz, Cristobal Montoro, Jesús Posada, María del Carmen Quintanilla, José Manuel García Margallo, María Teresa de Lara, José Ignacio Llorens, Arturo García Tizón y habrá que ver si el líder Pablo Casado mantiene a la presidenta del Congreso, Ana Pastor, mujer de máxima confianza de Rajoy en la cabeza de lista de Pontevedra.

La mayoría de los citados, a los que podemos añadir al exministro y diputado por Palencia Iñigo Méndez de Vigo, Ramón Aguirre o el propio exportavoz Rafael Hernando, llevan tres décadas de parlamentarios nacionales o europeos, con algunas interrupciones para ocupar cargos ejecutivos en empresas públicas, caso de Aguirre en el ICO, Metro de Madrid y SEPI, de modo que el término “periclitables” responde a lo que duró Pericles (30 años), el creador de la democracia  en la antigua Grecia, como gobernante del imperio ateniense.

La duda y la zozobra en las filas del PP afecta singularmente a las señorías que llegaron al escaño con José María Aznar, allá a mediados de los noventa y se han mantenido gracias a su adhesión inquebrantable a Rajoy. Son señorías de más de cincuenta años de edad entre las que vale citar a los valencianos José María Chiquillo y Gerardo Camps Devesa, al gallego Celso Luis Delgado Arce, la onubense Fátima Bánez, el alcarreño Jose Ignacio Echaniz, la cántabra Ana María Madrazo, el aragonés Ramón Moreno Bustos o la burgalesa Sandra Moneo. Con casi media vida calentando el escaño o ejerciendo cargos públicos. Algunos de estos veteranos (la nómina es más amplia) ya han dejado obra y se ven ahora en la cuerda floja con Casado.

En el PSOE pocos dudan de que el resistente Pedro Sánchez aplicará el criterio de la lealtad proporcional en las listas andaluzas, hasta ahora dominadas por afectos a Susana Díaz y sacará las tijeras de podar para que personajes como el madrileño Antonio Hernando, el sevillano de la gestora Antonio Prada o el castellano-manchego José María Barreda, por solo citar a un trío de oponentes significados (lo de Hernando fue un máster de alta traición), reciban el merecido descanso. También es hora de que el veteranísimo Cipriá Ciscar y otros algo menos longevos, pero que también parecen parte del mobiliario, caso de Micaela Navarro,  se acojan a la jubilación y disfruten de la paga máxima de la Seguridad Social. Sus nietos se lo agradecerán.

 

Los demoscópicos

Luis Díez, 20-02-2019, Madrid.–En las campañas electorales de hace un siglo, el conde de Romanones, un hombre muy listo, dueño de media provincia de Guadalajara y de explotaciones mineras en Murcia y el Rif, regalaba duros a tres pesetas para que le votaran y salía ganando. Hoy nadie regala nada, las campañas electorales son carísimas y las pagamos todos. En 130 millones de euros cifra el Gobierno el coste de los comicios que nos esperan (generales el 28 de abril y locales, autonómicas y europeas el 26 de mayo). Y se quedará corto, pues sabido es que los partidos gastan en galas un día lo que un regimiento en comer toda la semana.

Si añadimos la larga campaña (un trimestre, aunque le llamen “precampaña”) y la espesura de los intereses en juego, hay pocas dudas de que los grandes partidos políticos van a salir muy endeudados del lance. Hasta ahora el PP presentaba las cuentas más saneadas, gracias a las ayudas o donativos interesados por la puerta de atrás. En cambio el PSOE acumulaba números rojos. Su deuda con la banca no baja de 30 millones de euros. La formación de Pablo Iglesias, Podemos, salió bien parada de las elecciones de 2015 y 2016. Sus cuentas registraron superávit. La financiación de Ciudadanos es una incógnita, aunque las facilidades del Banco de Sabadell explicarían el abundante gasto inconfesable.

La compensación por votos y escaños con cargo al erario público es anunciada en el BOE por el Ministerio de Hacienda antes del comienzo de las campañas. Todavía no sabemos a cuánto se paga el voto y el escaño, pero ha de ajustarse a la evolución del IPC desde los comicios anteriores, de modo que no será superior a un euro por voto al Congreso, a 40 céntimos al Senado y a 21.500 euros por escaño en cada una de ambas cámaras. ¡Menudo ahorro supondría la eliminación del Senado, como pide C’s, aunque haya que reformar la Constitución! Y mucha corrupción, gasto y caciquismo reportaría la supresión de las diputaciones, como propuso en su día Pedro Sánchez para disgusto de los barones.

La leche materna de los partidos queda, pues, limitada por esa regulación de las ubres oficiales. Y aunque los lactantes sean voraces, alguien con sentido común ha de apartarles el pezón o someterles a una disciplina para evitar que mamen más de lo que aconseja la prudencia. Si un partido no va a obtener más de cien diputados y seis millones de votos al Congreso, no tendría que invertir más de 8,15 millones de euros en su campaña a la Cámara Baja. En México exclaman: “¡No mames!” por nuestro “¡No jodas!” Pues eso.

Cuando veamos los gastos que los partidos han de presentar al Tribunal de Cuentas en un plazo no superior a cien días desde las elecciones para cobrar las compensaciones establecidas, sabremos cuánto han mamado de más. Entre tanto, las estimaciones obtenidas por este plumilla en los cabildeos del Congreso apuntan un gasto superior a 22 millones de euros por parte del PP, ligeramente inferior por parte del PSOE, entre 15 y 20 millones de C’s y entre 7 y 8 millones de Podemos, como si todos ellos fueran a obtener cien diputados. No hay cristiano, judío ni musulmán que los modere.

La democracia es cara, aunque infinitamente más barata que la guerra. En su Brindis por los lactactes escribía Mark Twain con otras palabras que la mejor forma de derrotar a un general y evitar la conflagración era entregarle un niño de pecho. La explicación es clara: el bebé le da tanta guerra que lo vence y le quita las ganas de más. Para eso, entre otras cosas, valen los lactantes.

Y es aquí, al hilo de la leche materna, donde entran en juego los agentes demoscópicos, esos institutos y sociedades de videntes cuyos sondeos sobre intención de voto sirven de guía a las entidades de crédito para lo que su nombre indica. Los bancos adelantan el dinero a los partidos en función de los resultados de los sondeos electorales y, también, de las conveniencias y simpatías de sus cúpulas directivas que, salvo raras excepciones, son conservadoras o de derechas.

Ese es el juego, pero un juego con riesgo porque los demoscópicos, que además se forran, hacen el traje (la muestra) a la medida del cliente. Y luego pasa lo que pasa: su credibilidad queda al nivel del betún. En las elecciones generales de diciembre de 2015, las encuestas fallaron a lo grande. Por ejemplo, otorgaban a C’s de 63 a 68 escaños y a Podemos de 23 a 25 diputados. Insólito, pero cierto. C’s sacó 40 y Podemos 69, que es un buen número.

Seis meses después, en las generales de junio de 2016, todas las encuestas cantaban el sorpasso de Podemos al PSOE. Algunas llegaron a dar a los de Pablo Iglesias 90 escaños y ninguna pronosticó la caída de C’s de 40 a 32. El PSOE bajó de 90 a 85 diputados y Podemos-IU-EQUO se quedó en 45. Con En Marea (gallegos) En Comú (catalanes) y Compromís (valencianos) alcanzaron 76 diputados. Y, por supuesto, los Sigma Dos, OIP, GAD3, GESOP, Advice Strategic Consultants y Metroscopia no pasaron de asignar al PP 127 escaños, diez menos de los que sacó.

Si quien paga los violines elige la música, vale suponer que las orquestas demoscópicas estuvieron afinadas por los enemigos de la socialdemocracia, esos desamortizadores de lo público a beneficio propio que no dudan en tachar de “antisistema” a Podemos y no se cansan de demonizar a la izquierda. La realidad de las urnas les dio con el arco de los violines demoscópicos en las narices. Sus pronósticos fallaron, aunque para consuelo de esos tipos tan listos también erraron las encuestas sobre el Brexit, las presidenciales en Estados Unidos y el referendo de paz en Colombia. Algo habrán aprendido para que la monserga que nos acompañará hasta que florezcan los capullos suene a música real y no celestial.

Los venenosos

Luis Díez, Madrid, 13-02-2019.–El Congreso de los Diputados tumbó los Presupuestos Generales del Estado para este año por 191 votos en contra frente a 158 a favor y una abstención. Con ello puso fin a la legislatura, obligando al presidente Pedro Sánchez a disolver el Parlamento y a convocar elecciones generales, posiblemente en abril para no perjudicar a los barones autonómicos ni interferir a los comicios del 26 de mayo.

De este modo, la decisión de los independentistas catalanes de no respaldar a Sánchez pone fin a nueve meses de gobierno en los que los socialistas con el apoyo de Podemos y el PNV han intentado revertir los recortes sociales, elevado de ochocientos a novecientos euros el salario mínimo, rescatado la sanidad universal, la cotización a la Seguridad Social de los cuidadores de personas dependientes, la subida de pensiones conforme al IPC, la prestación a los parados de más de 52 años y, entre otras medidas de justicia social y achique de la desigualdad, incrementado de las becas y la reposición al cien por cien de las bajas en las plantillas de empleados públicos.

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, defendió con energía y acierto los Presupuestos frente a las enmiendas de devolución de los nacionalconservadores y liberales del PP y C’s por un lado y de los nacionalistas catalanes dizque de izquierda (ERC) y derecha (PDCAT) por el otro. Dotada de verbo fluido y precisión técnica, la correosa ministra se fajó el martes durante las seis horas de debate con los líderes nacionales, a los que importaba un rábano las cuentas del reino, y con los nacionalistas catalanes, a los que importaba más la vista oral abierta en el Tribunal Supremo y el “tío páseme el rio” de la Fiscalía a los que se saltaron la ley.

La energía de Montero se estrelló contra los de la bandera nacional, la unidad de España y las elecciones generales ya. Lógico. A voluntad determinada excusado es consejo. La ministra no pudo convencerlos de la corrección de unos Presupuestos sociales que por vez primera revierten los recortes que sufrimos durante la crisis. Los dividendos y divisores nacionales y nacionalistas iban a lo suyo. A los nacionales les importa menos la traición a todos los españoles que, como dijo el valenciano de Compromís, Joan Baldoví, supone la corrupción, que la supuesta felonía del jefe del Gobierno de dialogar con los independentistas catalanes para aplacar sus ínfulas y buscar soluciones al problema catalán.

No importa si, cómo han repetido ad nauseam los dirigentes del PSOE, la lealtad constitucional está acreditada y nada es negociable extramuros de la Constitución. O si los catalanes y el resto de los españoles con dificultades para llegar a fin de mes son mejor tratados que hasta ahora en estos Presupuestos por los responsables de la res pública. Para unos y otros, lo importante es la renta electoral que calculan obtener inoculando el veneno del enfrentamiento y la crispación. Si la política es la sustitución de la guerra por la palabra y la argumentación para encontrar la síntesis o solución a los problemas, estamos ante un ato de políticos mediocres y venenosos, sólo aptos para la trifulca y la destrucción. Son los del ruido y la furia, los que jamás en la historia aportaron nada que no fuera odio, ruina y dolor.

Con trazo grueso se refirió Baldoví a las derechas nacionales, a las que acusó de enfrentar a la gente y “revolcarse en la mierda”, al tiempo que reclamó a los secesionistas catalanes que retiraran sus enmiendas y se avinieran a razones. No fue posible, pues como dijo el vasco Aitor Esteban, tanto les daba que les pusieran unos Presupuestos o un botijo. Un poco apenada, la ministra Montero, que se fajó con los adversarios y no dejó pasar una, incluida la defensa de la barriada sevillana de Las Tresmil Viviendas, a la que la canaria Ana María Oramas se refirió con retintín barriobajero, descubrió el adagio ruso de que enseñar a cantar a un cerdo es perder el tiempo y aburrir al cerdo.

Tras la votación se retiró un Sánchez periclitado a La Moncloa a rumiar su derrota y realizar las consultas a las que se había comprometido para fijar la fecha electoral. Descartada la cuestión de confianza, con el juicio a los impulsores del “procés” viento en popa, el jefe del Gobierno y líder del PSOE ya sabe cuál será el eje de la campaña electoral de las derechas tras la demostración de su fuerza trifachista en la madrileña plaza de Colón: meterle el dedo en la laringe para que diga si va a indultar a los secesionistas catalanes (cuando sean condenados) si gana las elecciones. Vale suponer que no cuenten para eso con la ayuda de los infalibles Felipe González Márquez y Alfonso Guerra González. Y conste que “infalibles” no significa que no tengan falo, sino que joden mucho.

Los exaltados

A falta de plenos parlamentarios donde se miden los primeros espadas (o principales sablistas), la acción política discurre mediante la práctica papelística y el consabido juego dialéctico a través de los medios de comunicación, en los que el Gobierno de Pedro Sánchez lleva las de perder por el cariz derechoso y conservador de la mayor parte de ellos. Esta realidad no la subvierte ni el profesor Tezanos, el hermeneuta chifleta utilizado por Sánchez primero para sustituir a Alfonso Guerra al frente de la Fundación Pablo Iglesias y a continuación para dirigir el CIS.
Sánchez
Novedad bibliográfica con la ayuda de la logógrafa Irene Lozano.

Si el semoviente Sánchez se desplaza en helicóptero o en avión, los actores de la derecha dicen que vaya en burro, si escribe un libro (“Manual de resistencia”, editorial Península) piden que sea ágrafo y critican que pierda el tiempo en contar sus batallitas en vez de ocuparse de gobernar, si acepta la presencia de un “relator” o notario neutral en la mesa de diálogo de los partidos políticos sobre el problema catalán, le acusan de ceder a las pretensiones de los independentistas. Y así sucesivamente.

En el colmo del extravío, algunos actores del tinglado de la antigua farsa dizque “popular” han invocado el “muera Sánchez”, aunque luego dijeron que era broma. También en su día pidieron el fusilamiento del buenista Zapatero como hicieron con su abuelo. Y no era broma. Un personaje tan correcto como el sublíder del PP Javier Maroto viene recordando que “Sánchez entró en La Moncloa por la gatera”, como si antes y durante la moción de censura provocada por la condena judicial de la corrupción en su partido no hubiera solicitado a Rajoy en público y en privado que designara a un sustituto. Ya sabemos lo que ocurrió, de modo que a los marotos les vendría bien recordar el refrán ruso: “Añorar el pasado es correr tras el viento”.

Vale la crítica, con fundamento o sin él, para atribuir al Gobierno todos los males y errores y negar progreso o acierto alguno. Lo hemos visto en el caso de Venezuela, en el que, sin duda, los dirigentes del PP y C’s, Casado y Rivera, deseaban tanta premura en reconocer a Guaidó como la que demostró en su día Aznar reconociendo al empresario jefe de la patronal venezolana que fue erigido por los golpistas contra Hugo Chaves como presidente de facto del país. El embajador español, señor Biturro, podría recordar, si quisiera, las órdenes de Madrid y la connivencia golpista con Washington. Los demás nos quedamos con el “¡Por qué no te callas!” del rey Juan Carlos cuando Hugo Chaves intentaba explicar en la cumbre iberoamericana el lamentable comportamiento del gobierno español.

En lo atinente a la práctica papelística ya hemos visto cuán aliados son de Sánchez y el PSOE los dirigentes de ERC al presentar su enmienda de totalidad (devolución) a los Presupuestos del Estado para este año y sumarse, de hecho, al rechazo del PP y C’s. Los promotores de la confrontación se alimentan (y engordan como cerdos) de la demagogia y la riña sin que les importe una higa la igualdad ante la ley y los demás principios democráticos consagrados en la Constitución que nos dimos los españoles y que fue refrendada por el 90,5% de los catalanes, sólo superados por los andaluces, canarios y murcianos.

En esta tesitura, el presidente Pedro Sánchez, ya informado por Mario Draghi de la presión inflacionista al 2% que interesa a los capitales, los empresarios y los asalariados para sostener el moderado crecimiento de la tasa de actividad industrial y de servicios en la UE, está en una situación ideal para convocar elecciones generales. Ya tiene el programa a corto hecho: los propios Presupuestos, a los que deberá añadir empleo para los jóvenes y sostenibilidad del sistema público de pensiones para los trabajadores jubilados de este país. Si la situación la pintan calva bueno será que agarre el último pelo y opte por el “superdomingo” de mayo. Como autor del “Manual de resistencia” ya sabe que resistir es votar. Por lo demás, la resistencia no evita la fatiga de los materiales ni, en este caso, la necesidad de un proyecto de futuro para los españoles.

 

Homenaje (en París) a Boix, el fotógrafo del infierno de Mauthausen

Franscesc Boix durante su declaración en el juicio de Núremberg sobre los nazis

A los 19 años ya había sobrevivido a mucha mala leche. Conocía los efectos de los bombardeos alemanes sobre Barcelona, la metralla de sus aviones contra las interminables hileras de soldados y paisanos que al final de la Guerra Civil buscaban refugio al otro lado de la frontera de Cataluña con Francia. Ni siquiera en aquellas circunstancias llegó a imaginar la crueldad y el horror que le quedaba por sufrir. Era el reportero gráfico Francesc Boix Campo (Barcelona, 1920-París, 1951), republicano, idealista, con una perenne sonrisa en los labios. Fue el “fotógrafo de Mauthausen” (Austria) y también el único español que pudo testificar contra los jerarcas nazis en el proceso de Nuremberg.

Gracias al historiador Benito Bermejo tuvimos noticia en 2002 de la existencia y la obra de Boix: las imágenes robadas a los carceleros de las SS de aquel campo de exterminio en el que mataron a más de 5.000 republicanos españoles. Con ocasión del 70º aniversario de la liberación del campo de exterminio de Mauthausen-Gusen, la editorial RBA lanzó una magnífica edición del libro de Bermejo, ampliada con más de 200 fotografías conseguidas por Boix, y con prólogo del escritor Javier Cercas.

Bermejo me comentó entonces: «Por cierto, que la concesión de la sepultura de Boix ya ha vencido, y desde la Amical de Mauthausen en Francia han solicitado a la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, que sus restos puedan ser trasladados al cementerio Père-Lachaise, uno de los más visitados del mundo, donde reposan las grandes celebridades francesas de nacimiento y adopción». Sería un gran gesto por parte de Hidalgo que los restos del fotógrafo catalán pudieran descansar en el lugar que acoge los de grandes personajes desde Molière a Proust. También al expresidente del gobierno republicano español Juan Negrín y a la reportera Gerda Taro, compañera de Robert Capa.

Y, naturalmente, la socialista Hidalgo, ha respondido con generosidad, de modo que el próximo 16 de junio, los restos mortales de Boix serán trasladados con toda solemnidad al cementerio de las grandes personalidades y recibirán honores de Estado, en una ceremonia en la que está prevista la presencia de la alcaldesa y de representantes del Gobierno francés. El desinterés (cuando no desprecio) del Ejecutivo derechista español por la memoria democrática ha llevado a la oposición parlamentaria a aprobar una proposición no de ley (a la que se ha sumado el PP) exigiendo la presencia de una representación oficial española en los actos.

Quien asistirá si el tiempo y los achaques de su avanzada edad (el 30 de agosto cumplirá 96 años) no se lo impiden, será Ramiro Santiesteban Castillo, el preso número 3237 de Mauthausen y el último superviviente español (nació en Laredo, Catabria). Ramiro tenía 15 años cuando le deportaron a Mauthausen con su padre y su hermano y allí conoció y entabló amistad con Boix. Los dos lograron salir vivos de aquel infierno nazi.

¿Quién era Boix, por qué acabó en Mauthausen, cómo consiguió burlar la vigilancia de los nazis y esconder aquellos fotogramas? “Yo conocí la existencia de Boix –explica Bermejo– a finales de los años noventa. Las primeras fotografías me las enseñó un socialista de Arganda (Madrid) que vivía en Toulouse. Se llamaba Enrique Tapia y había sido mecánico de la aviación republicana y en Francia trabajó en Aerospatiale y creo que también tuvo un taller de bicicletas. El propio Boix le había entregado aquellas fotos en 1946 con ocasión de un acto con Pasionaria, y el hombre las guardaba como oro en paño”.

Bermejo trabajaba entonces en el rescate de la memoria de las víctimas españolas del holocausto –ha filmado más de setenta entrevistas con supervivientes y familiares directos para un programa de la UNED en colaboración con la profesora Alicia Alted y ha elaborado el Libro Memorial sobre los españoles en los campos de exterminio con la también historiadora Sandra Checa–. Cuando Tapia le mostró aquellas fotografías quedó impresionado y adquirió conciencia del valor y la inteligencia de Boix y de la importancia de su legado histórico.

“Algún tiempo después, en el año 2000 –añade Bermejo– surgió la oportunidad de participar en un documental que iba a dirigir Llorenç Soler y producir Oriol Porta sobre la figura de Boix: Un fotógrafo en el infierno. Soler ya había hecho otro documental sobre Mauthausen en 1974, yo creo que el primero que se hace en España. Hicimos el documental, que fue una experiencia formidable, y, a continuación me plantee hacer un libro, que se publicó en 2002. Fue una obra que ayudó a muchos descendientes de las víctimas a identificar a sus familiares.

El joven Boix, al que su padre había enseñado las técnicas fotográficas, cruzó la frontera francesa por Portbou en los primeros días de 1939 junto con miles de refugiados republicanos españoles que, derrotados y desarmados, fueron confinados en los arenales playeros de Argelés y otros pueblos hasta Marsella. Él y otros muchos se aprestaron a defender a Francia de la amenaza de las tropas invasoras de Hitler. Unos fueron a la Legión Extranjera, otros se sumaron a las tareas de ayuda al Ejército francés hasta que la ominosa capitulación del mariscal Petain, en la primavera de 1940, les convirtió en prisioneros de guerra de la Wehmacht. Francesc Boix era uno de ellos. A finales de agosto fue sacado del campo de prisioneros y deportado con otros 350 compañeros españoles al centro de trabajos forzados en las canteras austriacas de Mauthausen.

Miles de presos desnudos en el patio de Mauthausen/Foto de los nazis escondida por Boix

Aquel sería poco después, a partir de septiembre de 1940, el lugar elegido por los jefes nazis Hitler y Himmler, de acuerdo con Franco y su cuñado Serrano Suñer, para exterminar a la mayoría de los republicanos españoles, tanto si combatían en la resistencia como si permanecían refugiados pacíficamente en lugares como La Vernet, cerca de Angulema. De los casi 8.000 españoles que llevaron a Mauthausen, más de 5.000 murieron de hambre, agotamiento, frío y enfermedades. Y también asesinados a tiros por los carceleros de las SS. Los que eran sacados del campo, ya no volvían. Los llevaban a las cámaras de gas de Hartheim. Los que morían en el campo también desaparecían, transformados en humo y ceniza en los hornos crematorios.

No es exagerado decir que en aquella sede del infierno –sin olvidar otras en las que sufrieron y murieron cientos de republicanos españoles como Dachau, Buchenwald, Treblinka, Sachsenhausen, Neuengamme…– tuvo Boix una suerte de mil diablos, pues los nazis necesitaban a alguien que supiera fotografía y revelara las instantáneas que tomaban para enviarlas a Berlín. El laborante que tenían, el preso español Antonio García, fotógrafo de profesión, no daba abasto, necesitaba ayuda, y esa ayuda se la prestó Boix.

Prisionero muerto sobre la nieve junto a las alambradas de Mauthausen

Si el instinto de supervivencia de García le impedía romper las reglas, pronto Boix demostró que no le asustaban los malditos carceleros de las SS y, de acuerdo con varios compañeros, ideó la forma de guardarse los negativos y ponerlos a buen recaudo. ¿Cómo? Entregándoselos a uno de los pochacas, que eran un puñado de presos a los que llevaban a trabajar diariamente a una empresa nazificada fuera del campo. Les llamaban así porque el nombre de aquella empresa se pronunciaba pochaca. Ellos consiguieron que una mujer que acudía a aquella fábrica aceptara esconder los negativos en una pared de piedra de la finca que rodeaba su casa.

Pasó el tiempo y Boix logró sobrevivir a la barbarie. Fue uno de los 2.700 españoles que salieron vivos de aquel infierno. El 3 de mayo de 1945, cuando llegó la primera patrulla de exploración estadounidense, los SS ya se habían apresurado a destruir y quemar las pruebas del exterminio y a poner tierra de por medio, dejando el campo en manos de unos policías y bomberos austriacos, aunque, de hecho, los españoles ya se habían hecho cargo de las instalaciones. Boix era uno de ellos. Suyas son las fotografías de la pancarta de bienvenida que encontraron los aliados en castellano en lo alto de los muros de Mauthausen.

Pancarta de bienvenida en castellano en el campo de exterminio a las tropas norteamericanas.

Tras la liberación, Boix y sus compañeros de cautiverio decidieron crear un grupo de trabajo para ordenar la documentación que habían salvado e identificar al mayor número posible de muertos. Ellos pusieron a disposición de la Cruz Roja y de los organismos internacionales en Ginebra toda aquella documentación. Téngase en cuenta que por aquel campo de exterminio pasaron más de 300.000 personas de varias nacionalidades. Boix rescató los negativos y se centró durante varios meses en la tarea de documentar y fechar aquellas fotografías.

Los jerarcas nazis no contaban con el impresionante testimonio gráfico escondido durante años por el valiente fotógrafo español con la ayuda de sus bravos compañeros comunistas. Pero allí estaban las pruebas de su criminalidad sin límite. Allí aparecían los máximos responsables, Himmler, Ziereis, Kaltenbrunner…, visitando el campo de exterminio. Boix consiguió declarar ante el tribunal de Nuremberg. No lo tuvo fácil porque era español y España había quedado oficialmente al margen de la guerra. Pero el dictador Franco había suprimido oficialmente la nacionalidad a los refugiados republicanos españoles, los había convertido en apátridas, y Boix logró que le incluyeran entre los testigos franceses. Los jefes del III Reich quedaron boquiabiertos ante el testimonio de Boix, acompañado de las fotografías que entregó al tribunal. Uno de ellos, Kaltenbrunner vociferó en alemán: “¡Son falsas!” y, viéndose perdido, alegó que había técnicas de trucar de las fotografías. Su argumento no le libró de la horca.

Boix, cubriendo el Tour para L’Humanité

Algunas de aquellas fotografías sobrecogieron a la opinión pública francesa cuando Boix las publicó en L’Humanitè, el periódico francés en el que entró a trabajar de reportero gráfico. Era un tipo admirado y querido por sus compañeros. No duraría mucho. Los estragos del campo de concentración habían minado irreversiblemente su salud y en 1951 tuvo que abandonar la cobertura del Tour de Francia y regresar a París, donde murió de tuberculosis a los 31 años de edad. En nuestro diálogo sobre la figura de aquel valiente, el historiador Bermejo no duda de que si le dieran a elegir un lugar en el cementerio francés de los grandes personajes, probablemente se instalaría a la sombra del Muro de los Federados, los héroes de la Comuna de París. Y así será.

 

 

Honradez intelectual sería menester

La falta de honradez intelectual como carencia visible de algunos dirigentes políticos (y académicos) puede ser el síntoma más seguro de lo que podemos esperar de ellos. ¿Cuándo empleo Lope Félix de Vega Carpio (Lope de Vega) las expresiones tabernarias que le atribuyó el máximo dirigente de Podemos, Pablo Manuel Iglesias Turrión, para referirse al Parlamento? ¿Fue en La Dorotea, La Circe, La dragontea, en Isidro, en El acero de Madrid, en Fuenteovejuna, La dama boba, El villano en su rincón? ¿En las comedias de costumbres, El beatus ille…? ¿En las de enredo, El perro del hortelano…, en los dramas del Romancero?

Uno lanza contra el adversario político una ristra de expresiones populares más o menos ofensivas y efectistas, buscando el titular del periódico y el corte tonitonante de televisión, y se escuda detrás del Fénix de los Ingenios o de otro autor de relieve, convencido de que nadie le va a buscar las vueltas sobre su falta de honradez intelectual. Es lo que hizo Iglesias (Páginas 6 y 7) en el último pleno del Congreso y lo que ocurre cuando el desprecio de las humanidades y la erudición nos convierte en súbditos de la ignorancia y víctimas de la picaresca política de toda la vida en este llamado Reino de España.

Con similar frecuencia asistimos a otras formas de improbidad intelectual como la omisión de los autores de las ideas, fórmulas, frases y párrafos para adornar monólogos que de otro modo resultarían romos. Es lo que hizo fechas atrás el jefe del gobierno, Mariano Rajoy Brey, en su exposición ante el Congreso sobre la penúltima cumbre europea, incorporando en su discurso argumentos del europeista y diputado republicano José Ortega y Gasset sin citarlo. La falta de honradez intelectual de Rajoy quedó al descubierto cuando Iglesias, que demostró haber leído algún texto de Ortega sobre la «europeización de España», lo citó expresamente, obligando a Rajoy a revelar su ocurrencia para no ser menos (Página 38, segundo párrafo).

Pareja carencia de honradez intelectual hemos de atribuir a los políticos cuando propalan al buen tuntún (a los tontos) críticas que alimentan la ignorancia popular. Lo hemos visto hace unos días con la invocación de aquella famosa ley de la «patada en la puerta». La portavoz parlamentaria de Podemos y novia de Iglesias, Irene Montero Gil, atribuyó la oposición de los socialistas a la Ley de Seguridad Ciudadana del PP, conocida como «ley mordaza», al afán de reponer aquella ley, como si el Tribunal Constitucional no hubiera anulado hace más de veinte años un precepto introducido por el entonces ministro del Interior y exsindicalista del metal José Luis Corcuera Cuesta para perseguir la distribución de las drogas que diezmaban a la juventud española en unos establecimientos protegidos por la ley como son los domicilios privados y en los que la policía no puede entrar sin orden judicial.

Aquel precepto borriquero estuvo en vigor muy pocos meses, los que el Constitucional tardó en anularlo. Y el ministro cumplió su palabra y dimitió, por lo que invocar ahora aquella norma de pegadizo título popular, omitiendo lo ocurrido, puede ser útil para colocar un título o salir en televisión, que es lo que importa, pero no es intelectualmente honrado, como bien sabe la licenciada en psicología y doctoranda Montero.

La crítica fundada en la falsedad y el ardid recibe el nombre de «demagogia», cuya acepción original es el arte de dirigir al pueblo. Y si reflexionamos sobre la responsabilidad que esa misión lleva aparejada para quienes han sido democráticamente elegidos para ejercerla, ya sea como legisladores o como ejecutivos, enseguida apreciamos la honradez como el principio inspirador del trato justo y el recto proceder. Sin honradez se puede beneficiar a un grupo, una secta, un sector, a una minoría determinada, un grupo político, ideológico, religioso, a los patronos, a los trabajadores, a una mafia… Quien, para empezar, prescinde de la honradez intelectual en una intervención verbal revela, aparte el deprecio a los demás, un comportamiento que le conducirá a la corrupción y la injusticia y, por tanto, será considerado indeseable. He ahí otro indicador de la gangrena política.

Gran avance democrático: del poder al cacitado en Castilla-La Mancha

Cospedal, secretaria general del PP y presidenta de Castilla-La Mancha
Cospedal, secretaria general del PP y presidenta de Castilla-La Mancha

El PP aprobó el jueves en solitario (180 votos a favor de los 350) en el pleno del Congreso una reforma del Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha a la medida de los intereses electorales de su secretaria general y actual presidenta, Maria Dolores de Cospedal. El único objetivo de la reforma es reducir el número de diputados en las Cortes regionales a una horquilla entre 25 y 35 frente a los 53 actuales, lo que reduce la democracia representativa y exige a la tercera fuerza política un mínimo del 16% de los votos en cada una de las cinco provincias para conseguir un escaño. La reforma perjudica directamente a IU y UPyD, y ha sido calificada de “cacicada inadmisible” por el secretario general del PSOE,  Alfredo Pérez Rubalcaba. “No lo hagan”, le pidió a Mariano Rajoy en el último debate sobre elestado de la nación.

La jibarización de la democracia representativa al gusto y cálculo de Cospedal avergüenza incluso a algunos diputados conservadores hasta el punto de confesar en privado que no están de acuerdo con ella. Según el ponente socialista y diputado por Ciudad Real, Alejandro Alonso, las discrepancias internas se explican porque si esta reforma se aplicase en Navarra, el País Vasco y Cataluña, el PP se quedaría fuera de los respectivos parlamentos autonómicos. La consumación de la modificación estatutaria por intereses electorales desarma, en todo caso, de argumentos democráticos al PP frente a los nacionalistas.

Los populares han forzado, además, la tramitación urgente de la reforma con el único fin de que quede aprobada antes de la restauración del recurso previo de inconstitucionalidad, previsto, precisamente, para evitar la supuesta inconstitucionalidad de las modificaciones de los estatutos de autonomía. Tras la aprobación por el pleno del Congreso pasará al Senado y podrá entrar en vigor en abril próximo. Con ello, decenas de miles de votos de los castellano-manchegos irán directamente a la papelera y no tendrán representación cuando el partido al que hayan votado no consiga al menos 16 de cada 100 papeletas válidas.

El dirigente de IU, Cayo Lara, que fue alcalde de Argamasilla de Alba (Ciudad Real), recuerda que tenía el pelo negro cuando, hace décadas, peleaba por una democracia con mayor proporcionalidad. “Ahora tengo el pelo blanco y en vez de avanzar, nos empujan hacia atrás”, dice antes de recordar que IU, con 44.000 votos no tiene ni un representante en el parlamento regional mientras al PP y al PSOE le cuesta 22.000 votos cada escaño.

Lara deplora que Castilla-La Mancha, que ya tenía un déficit democrático, vaya a quedar reducida al “ridículo”, y sin apelar al don Quijote que quebró la lanza contra los molinos de viento, pero se hizo otra con una rama de olivo al modo de Machuca de Vargas para seguir desfaciendo entuertos y combatiendo a los malandrines, reclama algo tan sencillo como “un referendo” en el que los 2,2 millones de ciudadanos de la Comunidad Autónoma puedan defender la dignidad democrática frente al atropello electoral desde el poder.

Vale recordar que Asturias, con un millón de habitantes, tiene 45 representantes; Murcia tiene 45 diputados con 1,4 millones de habitantes; Cantabria, 39 escaños –más de los que va a tener Castilla-La Mancha– con 593.000 habitantes, y La Rioja tiene 33, dos menos del techo máximopara Castilla-La Mancha, con 323.000 habitantes. “Por tanto –añade el dirigente de IU–, el ridículo democrático desde el punto de vista representativo es notable; yo no sé si la próxima decisión será disolver la autonomía”.

Sobre el argumento del “ahorro de gasto público” que ha empleado Cospedal y repiten sus correligionarios aun después de haber suprimido las remuneraciones a los parlamentarios (sólo cobran dietas por asistencia si no pertenecen a los órganos permanentes), Lara se pregunta:“¿De cuánto dinero se trata? ¿Son 2 millones o 1,5 millones de euros lo que se ahorra el erario público de Castilla-La Mancha por quitar veinte escaños de las Cortes?” Y se responde: “El problema no es económico, sobre todo, cuando se ha incrementado la partida de cargos de libre designación del gobierno de Cospedal muy por encima de lo que supone el recorte del númerode escaños. Lo que vemos –concluye– es una voluntad clara de reducir democracia, de impedir y limitar el pluralismo, de evitar el control democrático al Gobierno y de mantener sobre todo el poder”.

El secretario general de UPyD,  Carlos Martínez Gorriarán, ha ofrecido al PP la fórmula de “circunscripción única”, con una orquilla de 35 a 47 diputados, con listas desbloqueadas para que los ciudadanos puedan señalar sus preferencias y con la posibilidad de que los parlamentarios puedan desarrollar su función en régimen de dedicación exclusiva o parcial. Jordi Xuclá, de CiU, afirma que su grupo apoya esta fórmula. Sin embargo, el PP, por boca de su portavoz, el exalcalde de Toledo Agustín Conde, ha rechazado de plano esa posibilidad. Así las cosas, y a pesar de la intención de los socialistas de recurrir una reforma que es “una verguenza“, dice Alonso, al Tribunal Constitucional, el PP hizo valer su mayoría absoluta para ”blindar” a Cospedal en las elecciones autonómicas de mayo de 2015 y que pueda seguir de presidenta regional.