13.–Hasta nunca

De INTRODUCCIÓN AL ABUELO

Más allá de su deseo de instruirme sobre la honradez humana y el secreto profesional del periodista, es verdad que el Abuelo se autodespedía con bastante frecuencia de los empleos que conseguía. En la agencia de noticias Efe, la más potente del mundo de habla hispana, tan sólo trabajó un día. Llegó puntual, entregó en la administración los documentos que le pidieron, bajó a la redacción y se incorporó al puesto asignado en la sección de Economía, donde se iba a ocupar del área de Industria. Para empezar redactó y “metió por el tubo” la reseña con las novedades del Boletín Oficial del Estado (BOE) y realizó otras tareas menores. La jornada iba a ser larga, ya que el ministro del ramo iba a pronunciar una conferencia, seguía de una cena con preguntas, a las 20:00 horas en un rancio y conservador club de opinión. En un determinado momento, antes del mediodía, le avisaron para que subiera a firmar su contrato laboral. Pero al comprobar que la jornada de seis horas y la poca retribución distaban un huevo de las condiciones acordadas con el jefazo de la entidad, se negó a firmar, recogió sus documentos y se largó. ¿Adónde iba él con un sueldo que no alcanzaba para alimentar a su familia y pagar la letra de la humilde vivienda (noventa metros en vertical) que había comprado a una cooperativa en el extrarradio de la capital? Desde luego en casa no se podía presentar con tan magra cifra salarial; bastantes sacrificios había sufrido la abuela Goyi para someterla a renovadas angustias y privaciones. Con todo y para no fastidiar a compañero alguno de trabajo, cumplió la agenda prevista, reportó la información noticiosa del ministro de marras y adiós muy buenas.

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