Cuentos y descuentos del sábado (26-08-2023).–Luis Díez
Marisa y Fiol volvieron a coincidir en el metro. Se conocían desde los tiempos de la universidad, aunque Fiol, rico de familia, seguía estudiando por libre lo que quería y viajando a donde le daba la gana. Cursaba “mundología”, solía decir.
–¿En qué andas? –Le preguntó ella después de saludarse.
–Estoy elaborando una lista de récords –dijo él.
–¿Deportivos?
–No, esos ya los anotan los jueces de las competiciones; a mí me interesan los sociológicos.
–¿Por ejemplo?
–La mujer más alta del Reino de España, la famosa que más veces se ha casado…
–Esa te la digo yo, jeje… Me parece un ejercicio curioso, pero no se me alcanza el sentido y la utilidad de esos conocimientos.
–Cosas de los anglosajones, que conciben la vida como una competición. De hecho, si estudio esta materia se debe a que una revista estadounidense de mucho éxito me encarga listas de recorman españoles y me paga estupendamente.
–Lo llevas bien, supongo.
–Muy bien. Me voy a la hemeroteca, hojeo los periódicos de provincias, tomo nota de lo que me interesa y, de paso, me entero de lo que ocurre en el mundo. No es por presumir, pero ya les he enviado cuatro listados con diez o doce récords cada uno.
–Joer, Fiol, me empieza a picar la curiosidad.
–Bueno, siempre hay alguien que es el primero o el más en algo, en peso, en tamaño de la cabeza, en resistencia bailando, tocando el piano o subiendo escaleras. Siempre tendremos al cocinero de la mayor paella del reino y a los aspirantes a batir el récord. Y quien dice paella puede decir tortilla de patatas, etcétera. Hay récords para todos los gustos: una mujer se pasa cincuenta horas seguidas tocando el piano, un tipo empuja su furgoneta de 2,5 toneladas de peso y consigue desplazarla 50 metros en llano, en menos de un minuto. La variedad de esfuerzos extravagantes y bizarros es muy amplia. Y puesto que siempre hay gente tentada a ser la primera en algo, a conseguir el récord, la cantidad de tonterías es incontable y, además, irremediable. Pero también debo decir que al lado de los que dan vueltas a una farola o tocan las castañuelas o andan kilómetros a la patacoja, he registrado actividades intelectuales y estéticas de cierto mérito.
Marisa mostró un gesto de complacencia como si estuviera pensando: “Pues menos mal, si no nos van a tomar como un país de zopencos”. Y se interesó:
–¿Por ejemplo?
–Así, a bote pronto, la persona que más libros ha leído, y no es don Quijote.
–Una mujer –dijo Marisa.
–Afirmativo –le contestó Fiol antes de añadir–: La persona que más concursos de pintura rápida ha ganado.
–Otra mujer.
–Afirmativo: la alicantina María Dura.
–Mi estación, adiós Fiol y a ver si nos vemos más de vez en cuando.
–Adiós, Marisa.